Los alimentos proporcionan al cuerpo energía y nutrientes esenciales para su funcionamiento, mantenimiento y reparación de tejidos. Estos nutrientes se clasifican en macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas o lípidos) y micronutrientes (vitaminas y minerales). La falta o el exceso de alguno de estos nutrientes se asocia con el desarrollo de varias enfermedades crónico-degenerativas como son el sobrepeso y la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión, etc. Para evitar estas enfermedades es necesario consumir estos nutrientes en proporciones adecuadas.
La cantidad de energía que se consume a lo largo del día, incluyendo las horas de sueño, y las proporciones de los macronutrientes están determinadas por la actividad física, el género, la edad, la estatura y el estado de salud de cada persona.
Balance energético
Cuando la cantidad de energía que consumimos a través de la alimentación excede a la cantidad de energía que gastamos, se produce un balance positivo, lo que favorece una ganancia de peso por la acumulación de grasa en el tejido adiposo, mientras que la falta de energía proporcionada por los alimentos genera un balance negativo que nos ayudará a la pérdida de peso. Así, cuando la cantidad de energía que se consume es igual a la que se gasta se logra un balance energético neutro que mantendrá un peso constante.
Por lo tanto, La Alimentación Adecuada es aquella que:
- Es suficiente: Cubre con las necesidades para el desarrollo, crecimiento y mantenimiento del cuerpo.
- Es completa: Contempla alimentos de todos los grupos
- Es equilibrada: Contiene las proporciones adecuadas de nutrimentos.
- Es adecuada: De acuerdo con las características de la persona (edad, sexo, talla, actividad física, etc.)
- Es variada: Contempla diferentes opciones en la elaboración de menús.
- Es inocua: Se prepara con higiene, libre de toxinas o microorganismos que causan enfermedades.
Ejercicio y dieta
El ejercicio es un factor determinante del gasto de energía y, por lo tanto del equilibrio energético y control de peso. Aumentar la cantidad de músculo ayuda a equilibrar la pérdida de grasa. Además, el ejercicio reduce el riesgo relacionado con las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus y presenta ventajas considerables en relación con muchas enfermedades a parte de las asociadas con la obesidad. Reduce la tensión arterial, mejora el nivel de colesterol, mejora el control de la glucemia en personas con sobrepeso u obesidad, etc.
Se recomienda realizar al menos 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico, como caminar, trotar, correr, andar en bicicleta, etc.